San La Muerte
-¿Querés comer algo ? - le digo a mi esposa mientras
esperamos en Mercedes, con 38 grados y refugiados (bah, es un decir ) de
un sol inclemente bajo la sombra de una esquelética ramita con 4 hojas
carachentas.
-No, mejor almorzamos luego, cuando llegue Chaya - , me responde.
Busco una sombra un tanto más frondosa, pero al parecer los mercedeños no tienen demasiado apego por los árboles, de manera que decidimos seguir esperando ahí, a metros de la terminal a que llegue el colectivo desde Resistencia .
-¿ Que hora es ? -, interroga Liliana despertándome de un letargo provocado por una de las 125.342 chicharras que me taladraban la cabeza.
Saco con dificultad el celular del bolsillo que estaba tan caliente que podría haber planchado la remera.
- La una y diez -, le señalo con la lengua seca .
- ! Ya debe estar por llegar el micro ¡ - dice gritando y sale al trote para cruzar la avenida por la que no andaban ni las lagartijas.
A los pocos minutos ( yo había quedado en mi lugar cuidando de que nadie me afanara la sombra raquítica de la ramita carachenta ) aparecen madre e hija, cargadas como beduinos con bolsos, valijas, mochilas , carteras...
Besos, abrazos, comentarios pelotudos como : - " Ah , que calor "
y -"¿ Hace mucho que esperan ? "...
- Sí , desde que llegamos,- contesto y levantando la puerta del baúl comienzo a cargar los bolsos, valijas, mochilas, carteras...
Arrancamos con el interior del auto a 58 grados Celsius y tres millones de mosquitos que habían aprovechado para colarse como al descuido.
Arrancamos para Colón y a los veinte metros Liliana que me pregunta:
-¿ Y no vamos a comer ?
-¿Te parece ?...¿ con este calor ?
-Pero yo tengo hambrrre - responde
-Bueno, busquemos algo, - digo ya resignado
Vamos rumbo a la salida por calle San Martín .Todos los restaurantes , completos , llenos, repletos.
En algunos quedan algunas mesas , casi al sol implacable de 42 grados Celsius ( para esa hora ya había ascendido la temperatura ) en donde servían los huevos fritos crudos y al instante se freían ante tus ojos.
- Ahí no me siento ni en pedo,- digo tratando de mostrarme firme en mi convicción de najao almorzar.
-! Pero y tengo hambrrre ¡ - vuelve a señalar la vasca ya en estado de pre infarto .
- Bueno, vamos hacia la ruta, algo vamos a encontrar, - respondo tratando de llevar calma a la tropa.
! Sí, porque yo quiero comerrrr ¡ - escucho que me dicen con los dientes apretados.
La ruta , es un fuego. Los vacacionistas que van a Brasil esquivan pozos, perros, autos.
Media hora de marcha y de pronto...
! Ahí hay una parrilla ¡ - grita mi mujer y me señala a mi izquierda mientras yo intento esquivar dos aljibes con balde y todo ubicados delicadamente en medio de la calzada.
Clavo los frenos y miro con detenimiento...
La casilla de madera luce un cartel a la cal que reza :" Comedor- Parrilla La dulce puñalada "
Retrocedo unos metros para mirar mejor y veo 12 perros despulgándose mientras un gordo con la bermuda que le deja ver los cantos y la transpiración que baja como una catarata por la espalda para perderse entre el valle de pelos , se rasca un glúteo con el tenedor del asado.
-¡ Vámonos - dije, poniendo primera y acelerando para rajar cuanto antes.
¡ Pero yo tengo hambrrre ! -, escucho entre el rugido del motor y las piedras que saltan para todos lados.
- ! Ya encontraremos algo ¡ - digo y continúo con la aceleración antes de que se arrepienta y me pida volver.
Conduzco a gran velocidad para alejarme todo lo posible del gordo de la parrilla y a los pocos kilómetros ( digamos 30...40...) un grito que me sobresalta:
! ALLÁ HAY UN COMEDOR ¡...
Clavo los frenos y casi me come uno que venía detrás mío a todo pedo. Escucho una voz que me grita " !Hijo de puuutaaaaaa¡ ¡
- Mirá lo que me hacés hacer - le digo a mi esposa , que me responde:
- ! Yo quiero comerrrrr ¡
-Si, papi, yo también tengo hambre- dice mi hija apoyando (como no podía ser de otra manera, el petitorio de la madre )
Veo unas banderas negras, un edificio de puertas abiertas en donde se observan velas encendidas.
A la derecha, un edificio grande en donde se lee a duras penas: "Comedor ".
Estacionamos bajo la raquítica sombra de un arbolito de morondanga.
Ingresamos y - a la derecha - una mesa con seis personas que ya están terminando de almorzar.
El reloj señala las 14.40 y no hay nadie mas en el comedor.
Un bip retumba en el amplio espacio sin conmiseración por los comensales.
-¿ Que es esto? ¿ La sucursal de Garrahan ? pregunto socarrón y recibo como respuesta:
- Callate que tengo hambrrrre...
Llega el mozo. La vasca, ya desesperada , pregunta:
-¿ Que hay para comer ? ¿ parrilla ?, ¿ pastas? , ¿que hay de entrada ?
-Se puede comer milanesa de pollo o empanadas - responde secamente el gordito que oficia de mozo, que dice eso y se va a cobrarle a la mesa de al lado.
-Yo me voy a la mierda-, digo e intento levantarme cuando escucho una vez más el consabido:
-Yo tengo hambre, quiero comerrrr - de la vasca
- Está bien - digo y llamo con voz enérgica : - ! Mozo ¡
El gordito, cero bola y el bip ya me tenía la cabeza taladrada.
Al rato , ya acompañaba el sonido de sala de terapia intensiva con algunos golpes con síncopa para entretener un rato a la platea compuesta por mi señora e hija.
Llega el mozo y pregunta :
- ¿Sí ?
- Mirá- le digo .- después de consultar la carta nos decidimos por las milanesas de pollo. Te digo que nos costó decidirnos, pero finalmente , todos nos pusimos de acuerdo.
-Muy bien, señor - dice el gordito haciéndose el boludo.
-¿ Para tomar ?- pregunta
¿Tenés algún vino de Cafayate? ...algún Cabernet Sauvignon...
-Tengo Manaos ligth. Lo único que hay.
-¿Viene en balde o en botella ?, pregunto , y el gordito me fulmina con la mirada.
-Traenos la gaseosa - dice mi hija intercediendo antes de se pudra todo.
Mientras el gordo se va y el bip sigue marcando las pulsaciones miramos alrededor . Está lleno de imágenes, rosarios, estampas, imágenes paganas por miles. Mas allá, cuchillos, portatermos, billeteras, cinturones.
-¿ Por qué no pondrán un regional en lugar de un comedor ? pregunto .
-¿ Te querés callar ? - me dice la vasca mientras llega el gordito con una canastita miserable con diez rodajas de pan laminadas en la cortadora de fiambre.
-¿Tienen alguna variedad de ensaladas ? - pregunta mi hija
-Sí -, responde el gordito- tenemos de tomate, de huevo , o de huevo y tomate.
-Traeme un surtido-, le digo sonriente al gordito que se mantiene impertérrito.
- Enseguida, señor - responde y se va al carajo mientras el bip,bip, bip ya me está pudriendo.
Mi mujer ataca la canastita del pan la que en dos segundos queda con la mitad de su contenido.
.- Pará - le digo no te morfes el pan que capaz que era lo último que había.
-Media hora más tarde llega el gordi con un plato con las milanesas y un gajito de limón, que coloca presuroso sobre la mesa ...en mi lugar. ( se vé que tenía claro quien mandaba ).
Al rato, llega con los otros dos platos y la botella de Manaos de tres litros y cuarto con 250 cc de regalo.
Trato de comer rápido para escapar lo antes posible del bip, bip,bip aterrador .
Mi señora pide la cuenta y en dos segundos el gordito está de vuelta con un papelito amarillo de 5 por 3 cm de esos tipo comanda que usan en algunos restaurantes para los pedidos.
-¿Esta es la boleta ?- pregunta la vasca haciéndose la dirigente gremial.
-Pagá y vámonos a la mierda- le digo
Pagamos y ponemos pies en polvorosa .
El bip... bip...bip...
A la salida, las banderas negras ondean al viento caliente de la tarde correntina.
En el interior del santuario, San La Muerte se caga de risa mientras nos saluda con su guadaña.
-No, mejor almorzamos luego, cuando llegue Chaya - , me responde.
Busco una sombra un tanto más frondosa, pero al parecer los mercedeños no tienen demasiado apego por los árboles, de manera que decidimos seguir esperando ahí, a metros de la terminal a que llegue el colectivo desde Resistencia .
-¿ Que hora es ? -, interroga Liliana despertándome de un letargo provocado por una de las 125.342 chicharras que me taladraban la cabeza.
Saco con dificultad el celular del bolsillo que estaba tan caliente que podría haber planchado la remera.
- La una y diez -, le señalo con la lengua seca .
- ! Ya debe estar por llegar el micro ¡ - dice gritando y sale al trote para cruzar la avenida por la que no andaban ni las lagartijas.
A los pocos minutos ( yo había quedado en mi lugar cuidando de que nadie me afanara la sombra raquítica de la ramita carachenta ) aparecen madre e hija, cargadas como beduinos con bolsos, valijas, mochilas , carteras...
Besos, abrazos, comentarios pelotudos como : - " Ah , que calor "
y -"¿ Hace mucho que esperan ? "...
- Sí , desde que llegamos,- contesto y levantando la puerta del baúl comienzo a cargar los bolsos, valijas, mochilas, carteras...
Arrancamos con el interior del auto a 58 grados Celsius y tres millones de mosquitos que habían aprovechado para colarse como al descuido.
Arrancamos para Colón y a los veinte metros Liliana que me pregunta:
-¿ Y no vamos a comer ?
-¿Te parece ?...¿ con este calor ?
-Pero yo tengo hambrrre - responde
-Bueno, busquemos algo, - digo ya resignado
Vamos rumbo a la salida por calle San Martín .Todos los restaurantes , completos , llenos, repletos.
En algunos quedan algunas mesas , casi al sol implacable de 42 grados Celsius ( para esa hora ya había ascendido la temperatura ) en donde servían los huevos fritos crudos y al instante se freían ante tus ojos.
- Ahí no me siento ni en pedo,- digo tratando de mostrarme firme en mi convicción de najao almorzar.
-! Pero y tengo hambrrre ¡ - vuelve a señalar la vasca ya en estado de pre infarto .
- Bueno, vamos hacia la ruta, algo vamos a encontrar, - respondo tratando de llevar calma a la tropa.
! Sí, porque yo quiero comerrrr ¡ - escucho que me dicen con los dientes apretados.
La ruta , es un fuego. Los vacacionistas que van a Brasil esquivan pozos, perros, autos.
Media hora de marcha y de pronto...
! Ahí hay una parrilla ¡ - grita mi mujer y me señala a mi izquierda mientras yo intento esquivar dos aljibes con balde y todo ubicados delicadamente en medio de la calzada.
Clavo los frenos y miro con detenimiento...
La casilla de madera luce un cartel a la cal que reza :" Comedor- Parrilla La dulce puñalada "
Retrocedo unos metros para mirar mejor y veo 12 perros despulgándose mientras un gordo con la bermuda que le deja ver los cantos y la transpiración que baja como una catarata por la espalda para perderse entre el valle de pelos , se rasca un glúteo con el tenedor del asado.
-¡ Vámonos - dije, poniendo primera y acelerando para rajar cuanto antes.
¡ Pero yo tengo hambrrre ! -, escucho entre el rugido del motor y las piedras que saltan para todos lados.
- ! Ya encontraremos algo ¡ - digo y continúo con la aceleración antes de que se arrepienta y me pida volver.
Conduzco a gran velocidad para alejarme todo lo posible del gordo de la parrilla y a los pocos kilómetros ( digamos 30...40...) un grito que me sobresalta:
! ALLÁ HAY UN COMEDOR ¡...
Clavo los frenos y casi me come uno que venía detrás mío a todo pedo. Escucho una voz que me grita " !Hijo de puuutaaaaaa¡ ¡
- Mirá lo que me hacés hacer - le digo a mi esposa , que me responde:
- ! Yo quiero comerrrrr ¡
-Si, papi, yo también tengo hambre- dice mi hija apoyando (como no podía ser de otra manera, el petitorio de la madre )
Veo unas banderas negras, un edificio de puertas abiertas en donde se observan velas encendidas.
A la derecha, un edificio grande en donde se lee a duras penas: "Comedor ".
Estacionamos bajo la raquítica sombra de un arbolito de morondanga.
Ingresamos y - a la derecha - una mesa con seis personas que ya están terminando de almorzar.
El reloj señala las 14.40 y no hay nadie mas en el comedor.
Un bip retumba en el amplio espacio sin conmiseración por los comensales.
-¿ Que es esto? ¿ La sucursal de Garrahan ? pregunto socarrón y recibo como respuesta:
- Callate que tengo hambrrrre...
Llega el mozo. La vasca, ya desesperada , pregunta:
-¿ Que hay para comer ? ¿ parrilla ?, ¿ pastas? , ¿que hay de entrada ?
-Se puede comer milanesa de pollo o empanadas - responde secamente el gordito que oficia de mozo, que dice eso y se va a cobrarle a la mesa de al lado.
-Yo me voy a la mierda-, digo e intento levantarme cuando escucho una vez más el consabido:
-Yo tengo hambre, quiero comerrrr - de la vasca
- Está bien - digo y llamo con voz enérgica : - ! Mozo ¡
El gordito, cero bola y el bip ya me tenía la cabeza taladrada.
Al rato , ya acompañaba el sonido de sala de terapia intensiva con algunos golpes con síncopa para entretener un rato a la platea compuesta por mi señora e hija.
Llega el mozo y pregunta :
- ¿Sí ?
- Mirá- le digo .- después de consultar la carta nos decidimos por las milanesas de pollo. Te digo que nos costó decidirnos, pero finalmente , todos nos pusimos de acuerdo.
-Muy bien, señor - dice el gordito haciéndose el boludo.
-¿ Para tomar ?- pregunta
¿Tenés algún vino de Cafayate? ...algún Cabernet Sauvignon...
-Tengo Manaos ligth. Lo único que hay.
-¿Viene en balde o en botella ?, pregunto , y el gordito me fulmina con la mirada.
-Traenos la gaseosa - dice mi hija intercediendo antes de se pudra todo.
Mientras el gordo se va y el bip sigue marcando las pulsaciones miramos alrededor . Está lleno de imágenes, rosarios, estampas, imágenes paganas por miles. Mas allá, cuchillos, portatermos, billeteras, cinturones.
-¿ Por qué no pondrán un regional en lugar de un comedor ? pregunto .
-¿ Te querés callar ? - me dice la vasca mientras llega el gordito con una canastita miserable con diez rodajas de pan laminadas en la cortadora de fiambre.
-¿Tienen alguna variedad de ensaladas ? - pregunta mi hija
-Sí -, responde el gordito- tenemos de tomate, de huevo , o de huevo y tomate.
-Traeme un surtido-, le digo sonriente al gordito que se mantiene impertérrito.
- Enseguida, señor - responde y se va al carajo mientras el bip,bip, bip ya me está pudriendo.
Mi mujer ataca la canastita del pan la que en dos segundos queda con la mitad de su contenido.
.- Pará - le digo no te morfes el pan que capaz que era lo último que había.
-Media hora más tarde llega el gordi con un plato con las milanesas y un gajito de limón, que coloca presuroso sobre la mesa ...en mi lugar. ( se vé que tenía claro quien mandaba ).
Al rato, llega con los otros dos platos y la botella de Manaos de tres litros y cuarto con 250 cc de regalo.
Trato de comer rápido para escapar lo antes posible del bip, bip,bip aterrador .
Mi señora pide la cuenta y en dos segundos el gordito está de vuelta con un papelito amarillo de 5 por 3 cm de esos tipo comanda que usan en algunos restaurantes para los pedidos.
-¿Esta es la boleta ?- pregunta la vasca haciéndose la dirigente gremial.
-Pagá y vámonos a la mierda- le digo
Pagamos y ponemos pies en polvorosa .
El bip... bip...bip...
A la salida, las banderas negras ondean al viento caliente de la tarde correntina.
En el interior del santuario, San La Muerte se caga de risa mientras nos saluda con su guadaña.
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