La visita al odontòlogo
Acuciado por un persistente dolor de muelas, acudí prestamente al excepcional servicio odontológico del PAMI.
Extrañamente, me otorgaron un turno para el 25 de noviembre próximo.
Vale decir, ! rapidísimo ¡.
Pero mi molestia era más rápida aun.
Ya tenía la jeta inflamada y cuando mi mujer me vio en ese estado no demoró ni un segundo en increparme crudamente:
- Raúl, ! hoy mismo te vas al dentista a que te vea eso ¡...¿ entendiste ?
Con voz de Chilindrina le respondí de inmediato.
- Si, mi amoor...coosita rica..
-Dejá de hacerte el boludo, agarrá plata y andá a que te vean eso.
Y allá marché cabizbajo y meditabundo, con dolor de muelas y agarrando
fuerte los últimos billetes que quedaron de mi jubilación de privilegio
de casi siete mil pesos.
Arribado al consultorio, dirijo mis pasos prestamente hasta el lugar en
donde la secretaria se pintaba delicadamente las uñas con un carmín
encendido en una mano y un azul eléctrico en la otra.
-Disculpá que te interrumpa .¿ Me podrá atender el odontólogo ?
-¿Está adherido al sistema ? - preguntó sin siquiera levantar la
vista mientras daba una delicada pincelada en la uña del dedo meñique.
-No - respondí lacónicamente.
-Bueno , entonces son cuatrocientos la consulta .
Sin hesitar , saqué los billetes que llevaba apretados en un puño echos
un bollo y conté como un borracho ...uno , dos , tres , cuatro.
Por suerte me quedaron diez pesos que introduje rápidamente en el otro bolsillo .
La secretaria planchó un poco los billetes , abrió el cajón del
escritorio y los depositó rápidamente , al cabo de lo cual me señaló:
-El doctor lo va a llamar.
- ¿ Y como va a llamarme si no sabe mi nombre ?- le respondí .
-Decime como te llamás- me dijo ,ya
entrando en confianza mientras destapaba otro frasquito de esmalte ,
esta vez de un color verde pasto.
-Raúl - susurré , ya con ganas de mandarla a la mierda.
Anotó mi nombre y volvió a decirme:
-Bueno , ya te van a llamar .
Fui a sentarme en un largo banco de maderas
separadas entre sí , duro , como gallo al horno que , en cinco minutos
,me dejaron los cantos dormidos.
Al cabo de unos cuarenta minutos, se asoma una señorita muy bien puesta y dice con voz melosa:
- ¿ Raúl ?...
Yo, que ya tenía el cachete como Quico, me
levanté con presteza , medio acalambrado , con dolor de cintura, los
glúteos acalambrados , dolor de muelas, dolor en el bolsillo, y caminé
dando tropezones hacia el interior de la sala.
Me invadió de inmediato una baranda a
clavo de olor, y me recibió el odontólogo con cara de pocos amigos,
señalandome el sillón y manifestando entre dientes :
-Tome asiento.
Esquivando los cables que colgaban de la
bandeja con los elementos de tortura pude acomodarme en esa especie de
montaña rusa con subidas y bajadas mientras se encendía la luz de la
lámpara y me encandilaba impiadosamente.
Sólo faltaba escuchar una voz que , en tono imperativo , me dijera :
- Ahora confesá , hijo de puta.
En cambio escuché al odontólogo enmascarado que preguntaba con una voz impersonal , mientras se colocaba los guantes:
-¿ Que le anda pasando ?
Estuve tentado a contestar una guarangada, pero no lograba acomodarme en el maldito sillón así que nada más dije:
-Creo que tengo una infección.
-A ver, abra la boca.
Mis fauces se entrabrieron temerosas .
-Más , abra más -, me dijo ,mientras me terminaba de enceguecer con la luz y comenzaba a bajar el sillón .
- A ver....a ver...
Yo sentía la exploración con el espejito
que se movía entre mi encía y mi cachete de Quico y luego entre mi
lengua y mis muelas...
- Ajá...bien...Jeniffer ...succionador.
La Jenni me introdujo una especie de gancho
en la boca y el artefacto - de inmediato - comenzó a chuparse todos los
flujos de mis interiores más profundos...
Escuché ruidos de bandejas , instrumentos,
olores raros , y el sillón comenzó a subir, luego a bajar y la luz se
arrimó aun más a mi rostro
De soslayo, alcancé a divisar una jeringa ,
mientras trataba de amoldar mi cintura a un espacio que había quedado
vacío entre mi sacro y la cintura , aunque también me molestaba el
cuello por la articulación del respaldo que también
dejaba un espacio libre que me hacían doler los músculos
esternocleitomastoideos...
Dos o tres algodones fueron colocados entre
mis encías y las mejillas , y el odontólogo introdujo sus dedos de
proctólogo para separar un poco más ese espacio .
Con la boca abierta como un lobizón
sediento, sentí que la aguja se introducía en mis encías. Es en ese
momento cuando te dan ganas de gritar , te ponés tieso como un tronco de
ñandubay , se te arquea el cuerpo y ya te dan ganas
de rajar a la mierda antes de que continúe la tortura.
Pero allí me quedé , rígido , duro, la boca
abierta , el succionador funcionando a full con un ruido infernal , la
luz encegueciendo mis pupilas y el dentista que volvía a pinchar mis
encías revolviendo la aguja sin piedad para
que la anestesia cubriera toda la zona.
Quitó por fin la jeringa de mi boca y
comenzó a conversar con la Jennifer , su secretaria , que diligentemente
seguía preparando más elementos y se trasladaba de un lugar a otro del
lugar,acarreando bandejas con instrumental quirúrgico
-¿ Pasaste el presupuesto para Fulano ?...-
No te olvides de anotar que hay que traer dos pernos para
Mengano...mañana hay que traer la valija con los instrumentos para la
cirugía de Zutano...
Así pasaron varios minutos. El succionador
había atrapado todo el líquido de mi boca y ahora me chupaba sin piedad,
como novia primeriza en tanto seguía metiendo un quilombo infernal , y
la luz me taladraba las pupilas.
Por fin, el verdugo se dignó a acercarse de
nuevo y - tomando algún instrumento que no alcancé a distinguir -
martilló impiadosamente sobre mi muela afectada.
-¿ Sintió algo ? - preguntó , como si yo
pudiera articular una palabra con el succionador colgando por un
costado, la boca abierta ya hacía como diez minutos, las mandíbulas
acalambradas y la cintura como una tabla.
- Mmmmeeejj - intenté contestar pero negando con la cabeza , que era la única manera que podía hacerme entender.
Para mejor, en ese maldito sillón no tenés
de donde agarrarte, donde clavar las uñas, donde apretar con las manos
algo que te haga sobrellevar esos momentos.
El odontólogo tomó uno de los cables conectados a la mesita de torturas e introdujo en el mandril una broca de forma extraña.
Para ese entonces la mitad de mi cara había perdido toda sensibilidad.
El ojo derecho me lloraba , quería cerrarlo pero se mantenía abierto.
Mi cara me daba la sensación de estar inflada como un globo y el torno comenzó a girar.
- Abra más grande- dijo el odontólogo y mandó la mecha a treinta mil r.p.m dentro de mi muela.
-¿ Siente algo ? - me preguntó
Yo tuve intención de contestarle :" como mierda querés que te conteste
si tengo la boca dormida, estoy lleno de algodones en la mejilla y el
maldito aparato chupador ya me sacó hasta el jugo gástrico"...
Pero lo único que pude decir fue:
-Mmmmnnnjjppffa-
-! Ah, bien ...bien ¡ - y siguió taladrándome , pero esta vez aumentando la velocidad del torno .
Yo percibía un olor a hueso quemado y temí que hubiera ingresado por
algún lugar del cráneo y estuviera chupándome los sesos con el
succionador que- sin piedad -seguía cumpliendo su cometido .
En ese momento me dí cuenta de que estaba con mi cuerpo arqueado , tieso , duro.
Había cruzado las piernas y con las dos manos me había agarrado los
genitales y cada vez que el torno se introducía en la muela , yo
apretaba inadvertidamente.
Finalmente, todo se calmó.
Se terminó el ruido, me quitaron todos los algodones, me sacaron el
succionador, me alcanzaron un vasito de plástico con agua y me dijeron
que salivara en la pequeña piletita de cerámica que está a la
izquierda del maldito sillón.
Enjuagué mi boca, y con un movimiento torpe escupí - o traté de
hacerlo- dentro de la palanganita , lo que produjo un salpicón de
agua hacia un costado y a mí me quedaba colgando una baba espesa de la
cual no podía desprenderme merced a mi anestesiado estado.
Me limpié como pude ,con una servilletita de mierda que tenía colgada al
cuello ,luego de aflojar mis manos del nido y dirigirlas torpemente
hacia mi boca .
Las últimas tareas fueron las de preparar una mezcla en un mortero de
vidrio y - con esa pasta- obturar el agujero en mi muela , a esa altura
ya muy similar a los baches de las calles de Colón.
- Bueno, listo- , escuché decir como en un sueño al torturador . - Pida
un turno de quince minutos y en la próxima lo terminamos -
- Mmmuufufass gradddaas - , intenté decir mientras me levantaba del
sillón todo acalambrado y dando un tropezón casi caigo sobre la Jennifer
que estaba parada justo frente a mí con una bandejita que tenía algunos
pernos, dos dientes , media dentadura , dos
moldes y un escote que dejaba ver los senos, el coseno y la tangente.
Todo al mismo tiempo .
-¿ Se siente bien ?- preguntó solícitamente el profesional.
-Mmmaffas o mmmejjjnnos - le respondí .
- ¿ Cómo más o menos ? - escuché que decía - Vaya afuera y siéntese un rato en el banco...
- ¿ Como carajo me entendió ?- pensé, mientras salía del consultorio y
me dirigía hacia el escritorio de la secretaria , que ya había terminado
su tarea y lucía uñas multicolores y una sonrisa radiante.
-Nffssceciuto uffm tugvrno fava da sfemmmiaaga fe bvignemmne
- Muy bien, Raúl, le voy a dar un turno para el miércoles a las nueve...¿le viene bien ese horario?
-Ffggíi...mbne fieggmme affl pffgelo- le contesté
- Bien. no olvide que en la próxima visita tiene que pagar los 2850
pesos del arreglo de la muela- y me sonrió con una sonrisa Odol .
- ¿Fghmil fffojjoccienggos pffedssos ?... ! Lgga pfutta mfgaadrrgre qffueue loooofs pffarió ¡
Me volví para mi casa medio perdido, mareado, afectado por la anestesia
que se resistía a irse , abandonarme , para liberarme de ese estado de
ensoñación .
Mi mujer me esperaba ansiosa con el mate preparado.
¿Cómo te fue , mi amor ? - preguntó
- ! Gfffoomggo fla mmnnnierrgda ¡
-Ah , buenísimo- dijo, demostrando que no había entendido un carajo. -
Tomate un matecito ... y me tendió la mano con un mate espumoso .
Lo tomé amorosamente entre mis manos - como debe ser tomado siempre el mate - y le dí un sorbo.
La mitad del agua cayó sobre mi remera nueva dejando un camino sinuoso,
indeleble y verde . El resto se deslizó por el costado de mi boca
todavía insensible por la anestesia.
Puteé a mi maldita muela, al odontólogo , a la secretaria y a la Jenni.
Pero como digo siempre:
Jbbuilarffshe eff ffáfil...lo fifícil ef mnanfteferse,,,
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