Viejos jòvenes y viejos veteranos
Los "nuevos viejos" y los "viejos veteranos " pasan por el consultorio cada tres minutos , como por una fábrica de chorizos.
Una vez llena la tripa, el nudo se cierra y pasa el próximo.
Miro a la secretaria con cara de orto , como para ir marcando territorio.
- ¿ Venis a hacerte atender ? ,, pregunta con descaro y tuteándome sin hesitar.
-No... vengo a preguntarte el pronóstico....¿ lloverá mañana ? - le digo , en tanto le brindo una mirada de soslayo .
-Jeejeje....que gracioso - responde socarrona .
Otro viejo, mas pelotudo que yo , atropella entre los bastones , de tres que esperan a que los atienda la diligente secretaria y casi se clava de cabeza contra el escritorio al enganchar la gamba en una de las tres garras del bastón del de adelante.
-¿ Ya está atendiendo la doctora ? - interroga con voz temblorosa- Porque yo tenía turno el lunes a las diez pero me olvidé y tampoco traje la receta de las pastillas para le memoria ....
- Sentate , Santiago ....ya te van a atender- dice diligente la secretaria entre el teléfono que suena sin cesar y la tos carrasposa de una sexagenaria acompañada por un treintañero muy bien vestido (gracias a la jubilada,, claro).
- Bueno - le digo -¿ me vas a atender o voy y te denuncio por abandono de persona ? .
-Por favor, no me "volvás" loca , acá tenés el turnito
-¿Puedo sentarme en la sillita ? - le digo - siguiendo con los diminutivos.
-Dale- es la escueta respuesta
Viejos, viejas, ancianos decrépitos y otros no tanto, entran y salen cada tres, cinco minutos a lo sumo del consultorio.
Imagino la máquina de hacer chorizos , y la tripa que se va llenando , en tanto el profesional va cerrando el hilo para el próximo embutido.
Cinco minutos más tarde me convierto en el nuevo chacinado del sistema .
La máquina - impiadosa , despiadada, brutal - hace correr el relleno y el piolín sigue cerrando los chorizos cada tres minutos.
Una vez llena la tripa, el nudo se cierra y pasa el próximo.
Miro a la secretaria con cara de orto , como para ir marcando territorio.
- ¿ Venis a hacerte atender ? ,, pregunta con descaro y tuteándome sin hesitar.
-No... vengo a preguntarte el pronóstico....¿ lloverá mañana ? - le digo , en tanto le brindo una mirada de soslayo .
-Jeejeje....que gracioso - responde socarrona .
Otro viejo, mas pelotudo que yo , atropella entre los bastones , de tres que esperan a que los atienda la diligente secretaria y casi se clava de cabeza contra el escritorio al enganchar la gamba en una de las tres garras del bastón del de adelante.
-¿ Ya está atendiendo la doctora ? - interroga con voz temblorosa- Porque yo tenía turno el lunes a las diez pero me olvidé y tampoco traje la receta de las pastillas para le memoria ....
- Sentate , Santiago ....ya te van a atender- dice diligente la secretaria entre el teléfono que suena sin cesar y la tos carrasposa de una sexagenaria acompañada por un treintañero muy bien vestido (gracias a la jubilada,, claro).
- Bueno - le digo -¿ me vas a atender o voy y te denuncio por abandono de persona ? .
-Por favor, no me "volvás" loca , acá tenés el turnito
-¿Puedo sentarme en la sillita ? - le digo - siguiendo con los diminutivos.
-Dale- es la escueta respuesta
Viejos, viejas, ancianos decrépitos y otros no tanto, entran y salen cada tres, cinco minutos a lo sumo del consultorio.
Imagino la máquina de hacer chorizos , y la tripa que se va llenando , en tanto el profesional va cerrando el hilo para el próximo embutido.
Cinco minutos más tarde me convierto en el nuevo chacinado del sistema .
La máquina - impiadosa , despiadada, brutal - hace correr el relleno y el piolín sigue cerrando los chorizos cada tres minutos.
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