El sector "pasivo"

! Cómo pasa el tiempo ¡
En diciembre hará un año que pasé a integrar el sector "pasivo" .
Como dijo uno de nuestros insignes políticos , "denigrante y estigmatizante " .
Yo, al menos todavía me resisto a estar apoltronado .
Trabajamos todos los días, a pesar de pertenecer al segmento citado.
Pluralizo, pues también mi esposa integra lo que denomino "el fabuloso mundo del jubilado ".
Tampoco vamos al Centro de Jubilados , lugar en donde los provectos como nosotros son aislados del resto de la sociedad.
Y allí mismo ( en el centro de jubilados ) también te clasifican y califican según tu pertenencia social.
Si tenés dinero, o sos abogado, o algún "personaje" de la política, se abren puertas, se facilitan trámites, se logran cosas.
En cambio si sos del llano , tenés que rebuscártelas como puedas.
Aguante y paciencia .
Aguante para no mandar a la mierda a nadie.
Paciencia para soportar la inutilidad de muchos.
Es así, mal que nos pese.
Nada es del color con que te pintan la historia.
Ser viejo, no significa dejar que te arrumben en el rincón más remoto .
"El rinconcito del jubilado " no debiera existir porque ya te condenan de antemano a estar en la esquina olvidada .
Creo que los ancianos son despreciados y descartados . Utilizados como moneda de cambio . Tristes entes que sirven a los propósitos mas deleznables de una clase dominante sin alma y sin corazón.
Sillones de ruedas acumulados en un depósito .
Prótesis vencidas , bastones inservibles , trámites interminables.
Ancianos con sus juicios ganados, esperando años y años para lograr que alguien haga justicia.
Mientras tanto, la casta de jubilados de privilegio y sus adláteres crece y crece.
Para ellos son - claro - las bondades del jubileo, la jubilación.
El viejo que se llenó los bolsillos a costilla del trabajo de los demás ( lo que hemos visto en los últimos 60 años ) gozan de los placeres sublimados que ellos mismos se fabricaron .
Son protegidos, respetados y escuchados como si fueran los ancianos venerados de la tribu.
Los viejos sin plata, sin posibilidades de nada, son abandonados como triste mercancía .
Hasta el último instante, los mercaderes de la muerte se solazan en sus insaciables ambiciones .
Pero, en fin ... todos marchamos aprisa hacia el mismo camino.
Al final del recorrido muchos se percatarán , cuando el filo de la guadaña acaricie sus huesos , de que son tan mortales como nosotros los que a diario vivimos en el fabuloso mundo del jubilado .

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